En el vasto crisol de nuestras tierras, donde convergen las más diversas y ricas culturas, yace un honor incalculable: el de ser portavoz y artista, capaz de esculpir con maestría cada instante, cada acción que da vida a nuestras inigualables tradiciones. Me enorgullece sumergirme en la maravillosa diversidad que nos define como nación, para esculpir con sutileza y pasión la cera de nuestra identidad cultural. Con las manos hábiles y el alma impregnada de amor por nuestras raíces, aspiro a transmitir la grandeza y la belleza de nuestras costumbres, con el anhelo de preservar y honrar el legado que nos ha sido legado por generaciones pasadas.

En cada trazo, en cada línea, en cada escultura que emerge de mi creación, busco inspirar, unificar y elevar el espíritu, trascendiendo fronteras y acercando corazones. Mi misión ha sido perpetuar la magia de lo auténtico, otorgando vida y significado a cada escultura, a cada ritmo, a cada susurro ancestral que fluye en nuestra esencia y tradiciones. Con mí noble ofició, me enorgullece representar la grandeza de nuestras raíces culturales y mostrar al mundo entero la inigualable herencia que nos distingue.